Encontré este poema en una de mis cuadernos de resumen, lo escribí cuando recién había llegado a España, con la mente puesta en tres mujeres; mi familia (madre, hermana y sobrina) ahora que el tiempo ha ayudado a borrar mis lagrimas cuando pienso en ellas, la comparto.
Y cuando me fui, me rasguñé el corazón ¿Porqué miento? Fue una abrasión total Empecé a soñar en campos de flores, Una lluvia de cenizas lo cubrieron Siluetas de colores ¿dónde están? Las grietas dejaron de florecer Se despejó el nubarrón ¡ya no están! Pero las veo, las veo en el espejo Cuando tuerzo mis labios simulando una sonrisa Sus rostros resplandecen tras de mi Ahí están, y entonces sonrío Y su reflejo se hace más fuerte. Desde ese día sigo sonriendo Y el espejo me recompensa.
Las calles polvorientas de un pueblo meditan;
los años de travesía, los caminantes errantes,
La vida en cada pisada, que no llega a nada.
En la esquina solitaria, se esconde una pareja
Dejan un beso; entre polvo y maleza.
Junto a la iglesia, cada domingo,
Feligreses se llevan sus oraciones en cada paso.
Las calles de un pueblo gritan y luego se esconden;
entre sonrisas, llantos y malhechores.
Al final es lo mismo; todos se van,
Nadie regresa.
Las calles de un pueblo meditan…
Elia Santos
2020